18 de abril de 2010

Se realizó la visita guiada al MOC


El viernes 15 de Mayo de 2009, 18.30 hs tuvo lugar la performance "VISITA GUIADA", a cargo de la Lic. María Angélica Grottoli. Un público ávido de conocimiento y experiencias estéticas colmó las salas de la Galería Federico Poncerini. La licenciada Grottoli desplegó toda su profesionalidad.



El recorrido de la visita comienza en la Colección Laura Andreoni.



Frente a uno de los archivos de la Colección María Paula Doberti.




Intentando desentrañar los enigmas planteados por la Colección Carlos Argentino Daneri, archivo Virginia Corda.





La atención del público puesta en la historia de los objetos de Pelmundo Carretti que forman parte de la Colección Luis Espinosa.






La Lic. Grottoli acompaña al público a acercarse a las problemáticas propuestas por la Colección Luján Funes.


Mesa redonda
De izquierda a derecha: Luján Funes, Virginia Corda, Juan Carlos Romero, María Paula Doberti, Laura Andreoni y Luis Espinosa. El MOC a pleno en un diálogo revelador.

Visita Guiada al MOC

Museo del Objeto Contemporáneo.

Viernes 15 de Mayo de 2009 18.30 hs

Performance "VISITA GUIADA"
A cargo de la Lic. María Angélica Grottoli

Mesa redonda:

- LA INSTITUCIÓN ARTE -

- MUSEOLOGÍA FICCIONAL -

Panelistas: Juan Carlos Romero - Luján Funes - Luis Espinosa -
Virginia Corda - Laura Andreoni.
Moderadora: María Paula Doberti.
Federico Poncerini.
Galería de Arte
Av. Independencia 333
Buenos Aires
Argentina

Colección Carlos A. Daneri, archivo Virginia Corda

"Todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio presupone un pasado que los interlocutores comparten."
Este escrito de J.L. Borges fue la primera clave para lograr deducir y descifrar la colección de objetos de Carlos Argentino Daneri, de profesión poeta, rescatados por Corda.
La suma de los objetos encontrados parece compleja y simple a la vez, roza el límite entre el misterio de un mensaje y un conjunto de piezas sin sentido.
Entre los manuscritos de Daneri se encontraron datos que ilustran la verdadera obsesión que tenía por un sótano ubicado en la casa donde vivía en la calle Garay del barrio de Constitución; y la crónica de una disputa por la demolición de la misma en el año 1943.
Corda pone su atención en esta colección encontrada en el baúl del sótano, la falta de asociación y coherencia de la que él llamaba “colección, principio y fin de todas las cosas”.
Sin esclarecimiento, estos objetos aportan su mundo secreto, compartido con su amigo y confidente, tal vez elegido por Daneri como el interlocutor necesario, en la definición de Borges, para constituir un lenguaje.

Lic. Alberto Bottino Otero
Mayo 2009

Colección María Paula Doberti

En las colecciones urbanas de Doberti, subyacen y se entretejen a la vez el cruce de géneros, el corrimiento de la mirada, la intertextualidad, la cita y la metáfora.
Los objetos, que han sido rescatados de diversas ciudades, levantados cuidadosamente del abandono, del descarte y/o del desuso, se observan como un acopio patrimonial de factura minuciosa.
La presentación lleva implícita la acción callejera del recorrido por ciudades auráticas, colocando en primer plano situaciones sociales de olvido, desde un anclaje simbólico de decodificación múltiple.
Los habitantes se presentan así -a través de los pequeños elementos cuidadosamente salvados de la apatía producida por la sobreestimulación visual urbana- mostrando sus necesidades, sus posibilidades, sus deseos, sus angustias. De esta manera el transeúnte (luego devenido público) está tenido en cuenta desde el comienzo del hacer, ya que forma parte de la praxis. Doberti enfoca su mirada como una lente de aumento a realidades ofrecidas en la ciudad.
Recoge y archiva de una manera propia, que deja entrever la multiplicidad de otras formas de ordenamiento. El límite entre la realidad (lo tangible) y la ficción (la sistematización) introduce un espacio poético de conexión con el espectador.
En el momento de la identificación -el proceso de establecer el origen, las características, y la ubicación de cada ejemplar- el estado de conservación de las diversas piezas es un punto clave en la relación comparativa de los elementos. Los desgastes, las marcas y roturas debido al tiempo de estadía en la calle generan diferencias que hacen único a cada artículo.
¿Por qué es importante clasificar? ¿Cuáles son los criterios de catalogación? ¿Cuál es el sentido de etiquetar objetos banales? ¿Existe una relación abarcadora entre los diversos elementos?
La originalidad de cada pieza permite afirmar que estas colecciones son un verdadero testimonio de época. Esta, aquella.

Lic. Alberto Botino Otero
Mayo 2009

Colección Laura Andreoni o el Juego de Lautreamont

“Seres y objetos están ligados, y los objetos cobran en esta complicidad una densidad, un valor afectivo que se ha convenido en llamar “su presencia”.Lo que constituye la profundidad de las casas de infancia, la impresión que dejan en el recuerdo es evidentemente esta estructura compleja de interioridad, en la que los objetos pintan ante nuestros ojos los límites de una configuración simbólica llamada morada.” (Jean Baudrillard. El sistema de los objetos.)
Es el caso de la colección Andreoni o el Juego de Lautreamont. A lo largo de muchos años fue conformándose este cuerpo de objetos que irradian el halo de su presencia.
El hallazgo o la elección de cada pieza implica posiblemente el haber desechado otras piezas con características que desconocemos. Sellos, frascos, pequeños metales oxidados, ojos de vidrio, plumas, papeles chinos, juegan en sus cajas, el juego de Lautréamont.
Podemos observar que cada pieza tiene marcas de superficie o estructurales, ya sea por pérdidas sufridas por el trato previo a integrar la colección, o por las condiciones a las que fue sometida a lo largo del tiempo.
El fragmento, lo roto, lo inconcluso, lo mutilado son el lugar común de estos objetos. Metáforas de lo perdido más allá de la memoria posible. ¿De dónde provienen? O En todo caso ¿En lugar de qué espacio originario están ellos preguntándose sobre sí mismos? Entonces: ¿Qué reemplazan estas partes escindidas de un todo difícil de precisar? Se presentan ante nosotros como habitantes quietos de desvanes abandonados hace un tiempo infinito.

Ahora, puestos frente a este conjunto irregular de objetos, nos queda reservada la tarea de intentar una clasificación y catalogación de los mismos que nos permita su estudio y conservación o, más bien, su entrada en nuestro propio futuro.

Lic. Alberto Bottino Otero
Mayo 2009

Colección Luis Espinosa

La colección Espinosa se conforma con objetos que pertenecieron a Pelmundo Carretti. Hijo de inmigrantes italianos en viaje hacia la Argentina a fines del siglo XIX, nació en São Paulo (Brasil) durante una corta estadía de la familia que luego se trasladó a Curitiba y finalmente a Buenos Aires. De esa trashumancia "por el mundo" surgió su nombre Pelmundo. A su vez, en el proyecto de su vida devino en un interés "por el mundo", sus problemas, las variantes de la expresión humana y la adquisición de una cultura general proveniente de las más variadas fuentes, entre las que se incluyen su radio Noblex Siete Mares con captación de onda corta y opíparas lecturas de Selecciones del Reader's Digest.


Pensar en objetos es aceptar que fueron creados para cumplir una función o para realizar una tarea. Esta relación funcional los asocia a otros objetos, a acciónes o productos. Es posible que la idea que nos hacemos de ese objeto, contenga también su trayectoria en el espacio, su movimiento y la percepción de los límites de su desplazamiento.

Es posible, también, que este fenómeno se haga evidente en los objetos que Pelmundo fue dejando, abandonando tal vez en mitad de esas tareas y que así detenidos abruptamente fueron poblando la vivienda que habitaba en la localidad de Caseros, Provincia de Buenos Aires. La colección Espinosa los rescata procurando mantener ese estar-siendo sugerido por la animación de su estatismo.

Lic. Alberto Bottino Otero
Mayo 2009

Colección Luján Funes

Las tareas esenciales del museo, son tomadas por Funes como el motor de un ejercicio cotidiano.
Seguramente, al decir de Georges Perec, sus movimientos fueron inducidos por el “pánico de perder sus huellas“ y así surgió en ella “el furor de conservar y clasificar”.
La realidad es que a Funes esta parafernalia de seguimientos la ha ayudado a darle obsesivamente a las cosas un lugar, y recuperar un espacio más ordenado, mientras su cabeza es aún un caos de ideas intentando organizarse junto con los mismos objetos que manipula y archiva.
Su lugar es el desorden. O por lo menos es lo que parece desde afuera.
Ahí junta, observa, clasifica, guarda, categoriza, tapa, descubre, encuentra, tapa, envuelve haciéndolo durante intensas horas .
Podríamos decir que es el colmo del trabajo inútil, sobre todo en la insistencia y desesperación que pone al ejecutarlo.
Sobre todo en el empeño.
Eso lo hace más inútil aún.

Con su colección de revistas no sufre, pero se marea. Es demasiada información banal. ¿Es por eso que tapa y pinta tapando? En un acto ritual y monótono el objeto es obligado a entrar en un silencio tal que es posible escuchar el mínimo sonido de su secreto.

Pero... ¿De qué se ríe Funes?

Lic. Alberto Bottino Otero
Mayo 2009

Noticias del MOC 14 de mayo de 2009

Texto de Luis Espinosa en ramona
http://www.ramona.org.ar/node/26058

Reseña de Ana Suárez en ramona
http://www.ramona.org.ar/node/26056

Fotos de Pablo Jantus en Arsomnibusy gacetilla
http://arsomnibus.com/muestras/detalle.php?id=6612

Gacetilla y comentarios en Arte Troyano
http://artetroyano.blogspot.com/2009/04/museo-del-objeto-contemporaneo.html

Inauguración del Museo del Objeto Contemporáneo

Tarjeta de invitación a la inauguración del MOC el 2 de mayo de 2009 en su sede provisoria de la Galería Federico Poncerini en el barrio de San Telmo, Buenos Aires.